dislexia daltonismo
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Un estudio vincula la dislexia a una disfunción cerebral que afecta a la vista y otros sentidos.


Fuente: Blakeslee S. The New York Times National; Sept 15, 1991: P1C3, P30, C3. (Copyright del New York Times 1991)

Artículo: "Según un nuevo descubrimiento acerca de la dislexia, en el caso de este trastorno no se trata probablemente de un mal funcionamiento, tal y como las personas entienden el lenguaje, sino más bien de una anomalía cerebral que afecta al sentido de la vista y tal vez también del oído y del tacto.

Un equipo de destacados investigadores del cerebro anunció ayer que los estudios realizados en personas vivas con dislexia, así como las autopsias de cerebros disléxicos, parecen indicar que la base de esta condición podría residir en un fallo de los circuitos del sistema visual a la hora de establecer una coordinación adecuada.

"Esta es la primera observación sobre el hecho de que el sistema visual pueda estar implicado en la dislexia, algo muy importante," señaló el Dr. Drake Duane, una autoridad internacional en dislexia y problemas de aprendizaje de la Universidad pública de Arizona. "Esto corrobora la idea de que los sistemas nerviosos de las personas disléxicas son atípicos."

Se cree que la dislexia, un término amplio que abarca una serie de trastornos que repercuten sobre las habilidades lectoras de las personas, afecta a un 4 ó 5 por ciento de la población, es decir, unos 12 millones de estadounidenses. El nuevo descubrimiento respalda teóricamente uno de los métodos para tratar la dislexia que consiste en la utilización de filtros de colores durante la lectura. En caso de ser validado, es probable, que produzca asimismo terapias novedosas, apuntó el Dr. Duane.

El descubrimiento podría fomentar la aplicación de métodos de detección de la dislexia en la infancia, mientras que los tratamientos podrían ser aplicados a partir de una edad muy temprana, cuando es más fácil modificar el sistema de circuitos del cerebro. Esto aumentaría las esperanzas de que los niños que presentasen esta anomalía pudiesen aprender a leer cuando fuesen a la escuela.

Enlaces a otros problemas

Los resultados del estudio descrito en las Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de las Ciencias) se basan en un número reducido de sujetos, siendo, por lo tanto, preliminares, señaló la Dra. Margaret Livingstone, neurocientífica en Harvard y la principal autora del informe. "Pero nuestro entusiasmo era tal que decidimos no aplazar la publicación," añadió en una entrevista telefónica. La investigación fue llevada a cabo conjuntamente con otros dos investigadores de Harvard, el Dr. Glenn Rosen y el Dr. Frank Drislane.

"Estoy muy contenta con sus resultados," aseguró la Dr. Paula Tallal, profesora del Centro Rutgers de neurociencias moleculares y conductistas. La doctora añadió que parecía corroborar la noción de que los problemas de lenguaje a edades tempranas, la dislexia y torpeza física son básicamente manifestaciones del mismo trastorno cerebral.

"La mayoría de los expertos considera la dislexia como un mero problema de lenguaje," afirmó el Dr. Albert Galaburda, director del Laboratorio de dislexia neuroanatómica del Hospital Beth Israel de Boston y coautor del informe.

Al leer, las personas disléxicas no consiguen descomponer las palabras en sus sonidos básicos y tienen problemas persistentes con el sistema fonológico del lenguaje, explicó, incluso si sus problemas de lectura mejoran con el tiempo.

El papel de la vista en la dislexia fue ignorado, afirmó el Dr. Galaburda, debido en gran medida a que los oftalmólogos no percibían ninguna diferencia entre los ojos de los buenos y los malos lectores.

Esto cambió, según él, con el reciente descubrimiento de que el sistema visual de los seres humanos y otros primates se compone de dos canales principales.

Uno de estos canales, el sistema magnocelular, consta de células grandes que realizan procesos rápidos. El canal sirve para la percepción de movimientos, para la vista estereoscópica, para la percepción de profundidad y de contrastes bajos y para la localización de objetos en el espacio. Probablemente se desarrolló para ayudar a los animales a ver los movimientos de los depredadores en la noche.

El segundo canal, el sistema parvocelular, consta de células más pequeñas que realizan procesos más lentos. Está especializado en los colores, en las formas detalladas, en los contrastes altos y en las imágenes inmóviles. Probablemente se desarrolló para ayudar a los primates a ver la fruta de colores vivos al balancearse en los árboles en pleno día.

Una cuestión de coordinación

Se planteó el siguiente problema, señaló el Dr. Galaburda: ¿Podrían estar vinculadas a la dislexia las disfunciones en los sistemas magno o parvocelulares?

En Estados Unidos y Australia, los psicólogos experimentalistas habían desarrollado pruebas que parecían indicar una cierta lentitud en los sistemas visuales de las personas disléxicas, afirmó la Dra. Livingstone. Señaló que, al presentar dos estímulos visuales en sucesión rápida, las personas disléxicas veían sólo una imagen, mientras que las personas sin dislexia veían las dos. Añadió que cuando se presentaban los mismos estímulos de forma más lenta, los disléxicos percibían los dos.

En el nuevo estudio, se sometió a prueba a cinco disléxicos y siete personas sin dislexia, explicó la Dra. Livingstone. Se les mostró un tablero de damas de 36 rectángulos en el que se invirtió el orden de las casillas con menor o mayor rapidez y con contrastes altos y bajos. El contraste es el índice de brillo entre dos objetos.

Con un contraste alto, cuando ambos sistemas, magno y parvocelular, deberían reaccionar, la respuesta de los disléxicos a los tableros de damas con cambios rápidos fue normal, según la Dra. Livingstone.

Reiteró, sin embargo, que con un contraste bajo, cuando únicamente el sistema magnocelular rápido debería reaccionar, la respuesta de los disléxicos fue muy reducida, lo que parece indicar la lentitud de su sistema magnocelular.

El Dr. Galaburda realizó entonces autopsias de cinco cerebros disléxicos y cinco cerebros normales. Al observar el caso de una importante transmisión visual comprobó que los sistemas parvocelulares eran parecidos en todos los cerebros. Sin embargo, añadió, las capas magnocelulares estaban más desorganizadas y los somas parecían menores en los cerebros disléxicos. En general, el sistema magnocelular era un 27% menor en esta zona clave del sistema visual.

Los somas de menor tamaño tienden a transmitir los impulsos más lentamente, afirmó el Dr. Galaburda.

Similitudes auditivas

La Dra. Tallal indicó que su investigación confirmaba la idea de que los componentes rápidos del sistema auditivo se dañaban de manera similar y de que el problema se manifestaba en niños pequeños con problemas en la adquisición del lenguaje. El 98% de los niños con trastornos del lenguaje presentan, asimismo, dificultades para aprender a leer, añadió, lo que podría indicar que los dos problemas están relacionados.

En un experimento, la Dra. Tallal mostró a un grupo de niños combinaciones del mismo tono alto y bajo y les pidió que repitieran lo que oían. Los niños sin dislexia pueden distinguir los tonos separados por 8 milésimas de segundo, afirmó, mientras que los niños con trastornos del lenguaje necesitan al menos 300 milisegundos entre los tonos para percibir una diferencia.

Los niños con trastornos del lenguaje tienen muchas dificultades para percibir la diferencia entre sonidos como "ba" y "da", dijo la Dra. Tallal. Los sonidos "b" y "d" se producen en los primeros 4 milisegundos, seguidos de una transición de 40 milisegundos hasta los sonidos "ah", señaló. Los niños con trastornos del lenguaje no pueden procesar sonidos en esa ventana temporal de 40 milisegundos, señaló, y de este modo, no consiguen percibir la diferencia entre "ba" y "da".

Pero cuando se sintetizan los sonidos en un ordenador de modo que los sonidos "b" y "d" se alargan artificialmente, explicó, los niños consiguen distinguir "ba" y "da". Los niños que practican con audiciones de sonidos alargados por ordenadores consiguen, a veces, mejorar permanentemente su forma de hablar, añadió.

La Dra. Tallal comprobó asimismo que los niños con trastornos del lenguaje y de la lectura presentan una disfunción en el sentido del tacto y que en ocasiones parecen torpes. Señaló que cuando se les oculta las manos debajo de la mesa y se les toca un dedo, pueden identificar ese dedo. Sin embargo, si se tocan dos dedos en intervalos rápidos, los niños sienten un único toque, dijo.

Estos niños tienen que entender el mundo con el inconveniente de no percibir una gran cantidad de información visual, auditiva y táctil rápida, reiteró la Dra. Tallal. En lugar de esa información, se orientan a través del contexto, de las expresiones faciales, de la repetición y de otras estrategias para enterarse de lo que está pasando, señaló, y a menudo no se les considera personas con un trastorno del aprendizaje hasta que van a la escuela primaria e intentan aprender a leer.

Una vía de investigación afín

Los sistemas magnocelulares pequeños o lentos pueden suponer una variación normal del cerebro humano, afirmó el Dr. Galaburda, y probablemente no se deben considerar un trastorno. Aunque estas personas tengan dificultades para aprender a leer, añadió, puede que tengan un talento extraordinario en otras esferas de la vida, incluida la física teórica o la cirugía cerebral.

En una vía de investigación afín, los científicos han comprobado que los animales pueden crear anticuerpos que destruyen una proteína encontrada únicamente en el sistema magnocelular. Esto parece indicar que la dislexia podría ser una enfermedad autoinmune adquirida antes o poco después del nacimiento, afirmó el Dr. Galaburda.

Así, los objetos y sonidos procesados de forma anómala podrían empezar a determinar el cerebro del niño y hacer que envíe la información de manera diferente desde el principio, afirmó, insinuando que las intervenciones para ayudar a estos niños deberían realizarse lo más pronto posible.



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